En primavera es frecuente ver a multitud de personas con los ojos enrojecidos e irritados por la alergia, pero este no es el único desencadenante del ojo rojo. En este post te explicamos los factores que pueden causarlo y cómo se trataría en cada caso. ¡Vamos a ello!
La conjuntiva es la membrana transparente que tapiza la superficie de la parte blanca del ojo (esclerótica) y el interior de los párpados, protegiéndolos mediante la producción de moco y una pequeña cantidad de lágrimas. Cuando esta membrana se irrita o se inflama, por cualquier causa, los vasos sanguíneos que contiene se hacen más grandes y dan el aspecto rojo característico. Esto se conoce como conjuntivitis o, más comúnmente, ojo rojo.
Las causas del ojo rojo pueden ser infecciosas, alérgicas, irritativas o de otro tipo. Veamos ahora en detalle cada uno de estos factores y su tratamiento.
1. Infecciones bacterianas
Las infecciones por algunas bacterias, como estafilococos y estreptococos, causan conjuntivitis y pus amarillento o verdoso. Es característica la formación de una costra en las pestañas que hace que los párpados estén pegados al despertar. La conjuntivitis bacteriana es contagiosa; ten cuidado con el uso de toallas o pañuelos compartidos y utiliza correctamente las lentes de contacto y los colirios (mira nuestro vídeo sobre la administración de colirios y pomadas oftálmicas). También puede transmitirse a través de maquillaje infectado o por tocarse los ojos con las manos contaminadas.
Este tipo de conjuntivitis se trata con colirios antibióticos, que deben ser prescritos por un médico. No es nada recomendable el tradicional lavado de los ojos pegados con manzanilla (puede empeorar la infección); en su lugar, utiliza gasas estériles y suero fisiológico o toallitas especiales para este fin (¡una para cada ojo!).
2. Infecciones víricas
Son la causa más frecuente de conjuntivitis infecciosas y están provocadas por virus como los adenovirus (responsables de algunos casos de resfriado común). No se producen tantas legañas, pero puede aparecer dolor, y son también muy contagiosas, como las infecciones bacterianas.
Pueden durar hasta 2 semanas y se suelen curar espontáneamente, ya que no tienen tratamiento específico. El médico puede prescribir un tratamiento para los síntomas (ej. antiinflamatorios), pero debes saber que los colirios antibióticos no curan la infección.
3. Conjuntivitis alérgica (estacional o perenne)
Cuando el cuerpo se expone a una sustancia que desencadena una reacción alérgica (más frecuentemente polen, pero también epitelio de animales, mohos, etc.) también se puede inflamar la conjuntiva y se producen enrojecimiento, picor, hinchazón y lagrimeo. La conjuntivitis alérgica no es contagiosa.
Lógicamente, la mejor prevención es no exponerse al alérgeno responsable pero, si esto no es posible, los síntomas se pueden aliviar con el empleo de colirios antihistamínicos, antiinflamatorios o descongestivos. Muchos de estos medicamentos se pueden obtener sin receta en la farmacia; consulta cuál es el mejor para ti.
Lógicamente, la mejor prevención es no exponerse al alérgeno responsable pero, si esto no es posible, los síntomas se pueden aliviar con el empleo de colirios antihistamínicos, antiinflamatorios o descongestivos. Muchos de estos medicamentos se pueden obtener sin receta en la farmacia; consulta cuál es el mejor para ti.
Los antihistamínicos orales también pueden ser de utilidad pero, a veces, pueden resecar los ojos en exceso.
Un apunte: los colirios descongestivos (simpaticomiméticos) tienen efecto rebote, es decir, cuando se utilizan más de lo debido los vasos sanguíneos de la conjuntiva reaccionan dilatándose incluso más que al principio del tratamiento, con lo que el enrojecimiento vuelve a aparecer y esto hace que se forme un ciclo de dependencia del medicamento. Esto se evitaría reevaluando el estado de los ojos tras no más de 24-48 h.
4. Cuerpos extraños
Cuando una partícula o un cuerpo extraño entra en el ojo, la conjuntiva se irrita y se producen enrojecimiento y lagrimeo como mecanismo de defensa del ojo para expulsarlo. Incluimos en esta categoría el polvo, la arena, el humo, el maquillaje y, cómo no, las propias pestañas.
Es importante no frotar el ojo cuando esto ocurra, ya que se puede arañar la córnea. Si las propias lágrimas no consiguen eliminar el cuerpo extraño, puedes intentar lavar el ojo con suero fisiológico o bien acudir al centro de urgencias más cercano si el objeto está incrustado.
5. Uso continuado de pantallas
Largos periodos delante del ordenador, televisión, móvil o tabletas pueden también dar como resultado el enrojecimiento de los ojos. Esto sucede porque, al fijar la vista, disminuye la frecuencia de parpadeo, el ojo se seca y la conjuntiva se irrita por la falta de lágrimas. Para que esto no ocurra, es recomendable mirar de vez en cuando objetos lejanos para relajar la vista, parpadear repetidas veces y colocar las palmas de las manos sobre los ojos cerrados, dando la sensación de que se entibian. Puedes utilizar, con precaución, colirios descongestivos.
6. Playas y piscinas
El agua del mar y el cloro de las piscinas son otros irritantes de la conjuntiva, aparte de los posibles microorganismos que pueden causar infecciones. Por lo tanto, no abras los ojos al meter la cabeza debajo del agua o utiliza gafas de baño. Enjuagar los ojos con solución salina 0.9% al salir del agua puede evitar el enrojecimiento. Asimismo, no uses lentes de contacto si te bañas en el mar o la piscina, ya que pueden quedarse pegadas a la córnea (y dañarla al quitártelas) o contaminarse por los microorganismos del agua.
7. Fotoconjuntivitis
Las radiaciones solares causan daños en los tejidos oculares a largo plazo, así que debes utilizar gafas de sol homologadas si te expones al sol. Puedes encontrar más información sobre gafas de sol en este otro post.
8. Contusiones
Son otra de las causas que pueden irritar la córnea. Los golpes en el globo ocular provocan enrojecimiento y lagrimeo, si no son importantes, o daños en las estructuras internas del ojo, en casos más graves. Acude rápidamente a urgencias si, tras un pelotazo o golpe con un objeto contundente, notas pérdida de visión o ves puntos brillantes o destellos; podría tratarse de un desprendimiento de retina.
9. Medicamentos
Algunos medicamentos pueden producir conjuntivitis como reacción adversa. Es el caso, por ejemplo, de los medicamentos para el glaucoma (brimonidina, latanoprost…), algunos corticoides (dexametasona), antibióticos (gentamicina) y, de forma menos frecuente, anticonceptivos orales y medicamentos hormonales, entre otros. Comenta a tu médico o farmacéutico si notas molestias en los ojos y tienes algún tratamiento con estos medicamentos; el cambio por otra medicación debería eliminar el enrojecimiento.
10. Otras patologías
El glaucoma agudo produce, en ocasiones, el enrojecimiento del ojo afectado y es una emergencia médica. Acude a urgencias si notas un dolor muy fuerte del ojo o la frente.
El ojo seco es otra patología que puede enrojecer los ojos y lo trataremos en profundidad en otro post más adelante.
Autor/es
FarmacéuticaCentro de Información del Medicamento del COF Sevilla