Ha llegado el verano, es la hora de preparar nuestra piel frente al sol, lo vayamos a tomar en la playa o piscinas, o incluso en terrazas y azoteas.

No hay duda de que el sol tiene una influencia positiva en nuestra vida, eleva el estado de ánimo, nos proporciona sensación de bienestar, mejora el aspecto de la piel, favorece la síntesis de vitamina D y ayuda a controlar trastornos crónicos como la psoriasis.
Sin embargo, una exposición al sol excesiva e incontrolada puede originar daños acumulativos e irreversibles. Algunos de estos efectos son inmediatos, como la aparición de eritema o quemaduras solares. Otros acontecen de forma tardía, como el envejecimiento cutáneo, pigmentación, aumento de riesgo de carcinogénesis, cataratas y otros daños oculares.
La radiación ultravioleta también es responsable de la aparición de trastornos de fotosensibilidad que a menudo se asocia al uso de ciertos medicamentos como: antiulcerosos, diuréticos, anticonceptivos, antiacnéicos, antidepresivos corticoides, hipolipemiantes, psicofármacos, antibióticos y antihistamínicos.
Ciertos alimentos y algunos productos, como perfumes que contengan derivados de cumarina o almizcle, aceites esenciales de lavanda, limón, rosa mosqueta hipérico o bergamota, y colorantes utilizados a menudo en maquillajes, como rosa de bengala, la laca roja brillante, naranja de acridina, también pueden producir o agravar el proceso de fotosensibilidad.
La piel es muy vulnerable a la exposición al sol y al calor, y por ello en verano se requiere un cuidado más intenso para preservar su salud. Por tanto, aprender a disfrutar del sol requiere seguir unas recomendaciones básicas:

Cuídate por fuera

  • Evita tomar el sol entre las 10 de la mañana y las cuatro de la tarde.
  • Usa un sombrero de ala ancha que permita mantener cara, cabeza, orejas y cuello a la sombra.
  • Protege la visión, usando gafas de sol que bloqueen los rayos UVA y UVB.
  • Utiliza un protector solar, no perfumado o con una proporción mínima de perfume y con factor de protección solar no inferior a 30, de amplio espectro frente a los rayos UVA y UVB.
  • Aplica el protector solar 20-30 minutos antes de la exposición solar, sobre la piel seca, y vuelve a aplicarlo al menos cada dos horas.
  • Algunos fotoprotectores actuales también tienen capacidad de inactivar los radicales libres que se producen, y, por lo tanto, de prevenir o de reparar los daños inducidos por las radiaciones solares.

Cuídate por dentro

  • Mantén una dieta variada y rica en antioxidantes como las frutas y las verduras.
  • El consumo de complementos alimenticios con ingredientes antioxidantes potencia nuestras defensas naturales y prepara la piel para luchar contra los radicales libres.
  • Si tomas medicación, pregunta a tu farmacéutico si puede aumentar la sensibilidad cutánea a la radiación ultravioleta (UV). También te lo contamos en este post.

Autor/es

Farmacéutica. Aula de la Salud del COF Sevilla.