En este post nos vamos a centrar en los golpes en la cabeza, pues cuando el golpe o porrazo es fuerte, puede afectar momentáneamente al niño y alarmarnos bastante, aunque lo general es que quede en un buen susto y no curse con lesiones internas.
A veces es imposible evitar ciertos eventos que, desgraciadamente, les ocurren a nuestros hijos, como es el caso de las contusiones, heridas o golpes. Si bien se dice que “los niños son de plástico” y que nunca les ocurre nada, esto no siempre es así.
Normalmente cuando un niño se da un golpe en cualquier parte del cuerpo, no es conveniente moverlo sin observar antes si tiene algún miembro fracturado. Una vez que lo comprobamos, si no tiene nada fracturado (si fuera que sí, acudiríamos a urgencias directamente), pero observamos que tiene afectado algún miembro o extremidad, elevaremos el miembro afectado, y aplicaremos hielo envuelto en un trapo para aliviar la inflamación y el dolor.
Pero, centrándonos en los traumatismos en la cabeza, hay que decir que la mayoría son leves y no producen daños, pero hay que estar atento para detectar cualquier síntoma que indique que hay que acudir al servicio de urgencias más cercano.
Tras un fuerte golpe en la cabeza, es normal que el niño se muestre desorientado y llore; esto no significa que haya que salir corriendo a urgencias, ya que es la reacción habitual ante cualquier golpe. Pero si el niño se queda inconsciente, vomita, se queja de un dolor de cabeza intenso que no cesa, o lo notas soñoliento, confuso o irritable sí es conveniente acudir al servicio de urgencias y, si esto no es posible, llamar al 112.
Signos de alerta muy claros son, por ejemplo, movimientos anormales, hormigueo en extremidades o ver que sale líquido o sangre por la nariz u oídos. Ante cualquiera de estos síntomas, acude inmediatamente a urgencias o llama al 112.
No obstante, en la mayoría de los casos se trata de contusiones leves que sólo precisan una simple observación en casa durante las 24 horas posteriores por si apareciera algún signo de alerta. Si el golpe ocurre por la noche y el niño tiene sueño porque es su hora de dormir, puedes dejarlo descansar tranquilamente, pero cuando el golpe ha sido más fuerte de la cuenta se aconseja despertar al niño cada 4 horas aproximadamente para observar sus reacciones y ver que todo esté correcto. Pasadas 24 horas desde el golpe, si todo ha transcurrido con normalidad, el niño puede volver a su rutina habitual.
¡Y no olvides que la mejor medicina para evitar estas situaciones es la prevención del accidente!
Autor/es
FarmacéuticaCentro de Información del Medicamento del COF Sevilla