A lo largo de los artículos “Hablemos de la menopausia” vamos a conocer de qué se trata y cuáles son los síntomas principales que se producen en esta etapa de la vida de la mujer. En este artículo nos centraremos en la fitoterapia o el empleo de productos a base de plantas como recurso para el alivio de los síntomas leves de la menopausia.
En la actualidad, disponemos de diversas opciones con eficacia contrastada y un perfil de seguridad amplio que las hacen atractivas para aliviar los síntomas habituales de la menopausia, como pueden ser los sofocos, ansiedad o depresión y/o mejorar parámetros asociados a ciertos factores de riesgo que se instauran o empeoran en esta etapa de la mujer, como hipertensión, dislipemias, obesidad, diabetes y osteoporosis.
Aunque hablemos de plantas medicinales, hay que tener en cuenta que no se trata de una terapia inocua. Como veremos a lo largo del artículo, habrá que tener algunas precauciones y, a la hora de utilizar estos productos, siempre cumpliremos con estas tres premisas: consultar con un especialista antes de su uso, emplear productos estandarizados y de calidad y ajustarnos a la dosis indicadas.
¿Qué plantas medicinales son útiles en la menopausia?
Nos vamos a centrar en tres opciones: isoflavonas de soja, cimicífuga y el extracto citoplasmático de polen que resumen muy bien las posibilidades terapéuticas de las que disponemos en fitoterapia.
Isoflavonas de soja
Se extrae de la semilla de la soja (Glycine max). Forma parte del grupo de los denominados fitoestrógenos, que son unos compuestos vegetales que, sin ser hormonas, tienen una acción similar a los estrógenos. Dentro de las isoflavonas de la semilla de soja, destacan la genisteína y la daidzeína. Es de vital importancia que el producto contenga estos activos, ya que se encontraron disparidad de resultados en distintos productos a base de semilla soja, observando que aumentaba su eficacia cuando estos disponían de al menos 15 mg de genisteína.
Se recomienda su uso para el alivio de fatiga, sofocos o calores nocturnos, pero también para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y osteoporosis por su influencia sobre el perfil lipídico y parámetros óseos.
La dosis diaria recomendada es de 40-80 mg al día, con al menos 15 mg de genisteína y repartida en dos tomas para conseguir niveles adecuados en sangre y mejorar su eficacia. Se desaconseja su uso conjunto a una terapia hormonal sustitutiva y en pacientes con hipotiroidismo y en tratamientos con levotiroxina ya que pueden tener influencia sobre su absorción.
Cimicífuga
Se emplean las raíces de Cimicifuga racemosa, especie originaria del norte de América. Su acción no está ligada a la intervención de los receptores estrogénicos como ocurre en el caso de las isoflavonas, sino que se asocia a su modulación sobre neurotransmisores como la dopamina. Se trata por tanto de una alternativa a los fitoestrógenos cuando estos no estén indicados.
Además de su utilidad para aliviar los sofocos, sudoración, trastornos de sueño e irritabilidad, la administración de la raíz de cimicífuga va a contrarrestar otro de los efectos propios de la menopausia, la atrofia de la mucosa vaginal, que se vuelve más seca y que tiene una relación directa con infecciones urinarias recurrentes y relaciones íntimas dolorosas. No hay problema con la duración de empleo, de hecho, se recomienda su uso durante largos periodos (mínimo 3 meses). La dosis recomendada son de 40-80 mg/día de extracto normalizado de glucósidos triterpénicos (acteína), repartida en dos tomas.
Hay que tener precaución en su uso cuando tengamos la función hepática alterada. Ocasionalmente, pueden aparecer trastornos gástricos leves, por lo que utilizaremos preferentemente después de las comidas.
Extracto citoplasmático de polen
No se trata de lo que popularmente conocemos como polen, sino que se trata de pólenes de determinadas especies (Secale cereale, Pinus silvestris, Dactylis glomerata, Zea mays) a los que se les ha sometido a una tecnología patentada que es capaz de obtener extractos citoplasmáticos purificados de polen libres de alérgenos y con un contenido estandarizado en los denominados PI-82® y GC-FEM®. Su acción radica en su capacidad moduladora sobra la serotonina, implicada en diversas funciones del sistema nervioso: depresión, ansiedad, termorregulación, estado de ánimo o el sueño.
Se recomienda su uso un mínimo de dos meses de tratamiento que es cuando se perciben los efectos y no hay problema con un uso prolongado, es más, sus efectos van a mejorar en función del tiempo de tratamiento. A la hora de emplear polen para la menopausia siempre debemos utilizar los extractos estandarizados PI-82® 120 mg y GC-FEM® en dosis de 120 mg y 40 mg respectivamente utilizando dos dosis al día repartidas en una por la mañana y otra por la tarde.
Bibliografía
Fitoterapia de las afecciones del sistema urinario y ginecológicas (2014). En: María Concepción Navarro Moll, Estanislao Beltrán Montalbán editores. Menopausia. Leucorrea. Colpitis. Universidad de Barcelona. Instituto de formación IL3; 2014.p.3-19
Castillo García E, Martínez Solís I. Manual de Fitoterapia. 2021. Elsevier España 3ºedición.
Navarro, M.C. [Internet]. Novedades en la evidencia del extracto de polen para el tratamiento de los sofocos (2020). En: https://www.samem.es/uploads/app/700/elements/file/file1583236004.pdf [14 de octubre de 2022]
Autor/es
Farmacéutico comunitario. Grupo Adjúntate de Fitoterapia del COF Sevilla.