Lo que debes saber sobre el virus del papiloma humano (VPH)

El Día Internacional de Concienciación sobre el Virus del Papiloma Humano (VPH) -celebrado el 4 de marzo- adquiere cada año mayor importancia debido al significativo aumento de casos en la última década.

Los virus del papiloma humano (VPH) forman un grupo de más de 200 subtipos de los cuales 15 de ellos tienen un alto riesgo para el desarrollo de cáncer de cuello uterino. De manera general, los VPH se clasifican en dos tipos:

VPH de bajo riesgo: suelen ser asintomáticos y remiten sin mayores complicaciones aunque en algunos casos producen verrugas en la zona genital (VPH 6)
VPH de alto riesgo: son los responsables de varios tipos de cáncer (uterino, anal o de garganta). Dos de ellos, el VPH 16 y el VPH 18, causan la mayoría de casos de cáncer de útero.

El VPH se transmite por contacto sexual (vaginal, anal u oral). Se puede transmitir también vía vertical (madre-hijo durante el parto) aunque es poco frecuente.

Se estima que el 80% de las mujeres han padecido la infección por VPH en algún momento de su vida, siendo la infección de transmisión sexual (ITS) más prevalente a nivel mundial. No obstante, esta ITS se suele cursar de forma asintomática y se resuelve en el transcurso de dos años en la mayoría de pacientes.

Los principales factores de riesgo relacionados con el VPH incluyen: inicio precoz de las relaciones sexuales, promiscuidad sexual o parejas sexuales de alto riesgo, inmunodepresión, uso de píldora anticonceptiva (se asocia a no usar métodos barrera) tabaquismo y/ o el uso incorrecto del preservativo.

La citología cervical o prueba de Papanicolau constituye el principal método de screening precoz para detectar una anomalía en el cuello uterino. En esta prueba, el ginecólogo realiza un raspado en la superficie externa del cérvix y la muestra se observa al microscopio con el fin de detectar un crecimiento celular anómalo. En mujeres con citología positiva para VPH o sospecha clínica, se recomiendan pruebas de cribado más específicas, como la Prueba de VPH (detección de ADN, ARN o marcadores celulares), la colposcopia e incluso la biopsia cervical.

Actualmente no existe tratamiento para el VPH, de ahí la necesidad de una correcta educación sanitaria y profilaxis para disminuir su incidencia. El preservativo reduce el riesgo de contagio pero no es efectivo al 100% debido a que puede haber lesiones en zonas no cubiertas por el mismo.

La vacunación de los niños y niñas constituye la principal herramienta de prevención primaria en la transmisión del virus. Existen tres vacunas comercializadas frente al VPH (tetravalente aprobada en 2006, bivalente en 2007 y nonavalente en 2014) las cuales se recomienda administrar antes del inicio de actividad sexual para evitar la exposición al virus.

En España, la vacuna frente al VPH ya se recoge en el calendario vacunal y aunque solo está financiada para las niñas de 9 a 14 años, desde la farmacia debemos informar sobre su administración también en varones.

Así pues, el farmacéutico desempeña un papel destacado en la estrategia de prevención frente al VPH, tanto en su labor de educación sanitaria asistencial a los pacientes que acudan a la farmacia preocupados por este tema como en el acto de dispensación de vacunas y otros medicamentos y complementos alimenticios recomendados en esta patología tan común en nuestros días.