La automedicación es una práctica bastante usual entre la población, pero realizarla sin unos conocimientos mínimos puede, como todo lo relacionado con fármacos, entrañar riesgos para la salud.

Podemos decir que la automedicación es una decisión propia del paciente, consistente en el consumo de medicamentos sin intervención de los profesionales de la salud; excluimos por tanto los medicamentos con receta ya que siempre van a necesitar prescripción médica; de hecho la automedicación con fármacos que necesitan  receta médica es una práctica que desde aquí desaconsejamos con total rotundidad; no obstante, es muy amplio el arsenal terapéutico de medicamentos que se pueden adquirir sin receta, y por tanto son susceptibles de ser consumidos libremente por cualquier persona para el autocuidado de la salud.
Entre un 10% y un 30% de la población se automedica, siendo los medicamentos más demandados los analgésicos, antisépticos, suplementos nutricionales, antigripales, antitusígenos, digestivos, laxantes y antiácidos. No podemos olvidar el amplísimo arsenal terapéutico a base de plantas disponible en las oficinas de farmacia; en este sentido os aconsejo que leáis el post “Lo natural no siempre es seguro”.
Lo primero que hay que saber es que hay tres grupos poblacionales que bajo ningún concepto deben automedicarse, que son las embarazadas, niños y ancianos, ya que por su fisiología van a tener modificado el metabolismo de los fármacos.
La automedicación responsable es muy útil para procesos agudos, tipo resfriado común, dolor articular o muscular por algún golpe o contusión… siempre realizada por personas que no padezcan ninguna enfermedad crónica o que no estén bajo tratamiento farmacológico con otros medicamentos.

Riesgos de la automedicación

Veamos los puntos en contra de la automedicación:
  • Podría enmascarar ciertos síntomas que, en caso de tener que acudir al médico, dificultaría un posible diagnóstico.
  • Si se toman otros medicamentos, puede dar lugar a interacción entre ambos, causando un perjuicio a nuestra salud.
  • No conocer todos los efectos indeseables que pueden provocar los medicamentos, aunque sean sin receta, puede hacer de la automedicación una práctica insegura.
  • No consultar al profesional sanitario cuando los síntomas no mejoran y tomar decisiones por uno mismo.
Fármacos tan usuales como el paracetamol, a dosis diarias superiores a 3 gramos (tres comprimidos de 1 gramo), se ha relacionado con casos de hepatotoxicidad, por ejemplo. O el uso de yodo para desinfectar heridas en una mujer que está dando el pecho, puede hacer que se absorba el yodo y pase al bebé a través de la leche materna. Y así podemos seguir enumerando multitud de situaciones que seguramente desconocíais.
Aunque se trate de medicamentos sin receta, además de leer el prospecto, es importante que recordéis que debéis consultar al farmacéutico, ya que es el profesional sanitario que mejor conoce el medicamento y por lo tanto el que mejor podrá orientaros al respecto, tanto para buscar la mejor opción para aliviar los síntomas que os preocupan, como para saber en qué momento derivaros al médico en caso de que el resultado no sea el esperado.

Autor/es

+ posts

FarmacéuticaCentro de Información del Medicamento del COF Sevilla