En ocasiones, el estreñimiento persiste y se debe añadir un tratamiento farmacológico: los laxantes. En general, no se han hecho muchos estudios sobre el uso de laxantes en embarazo, así que los datos sobre su seguridad son limitados.
No obstante, en la práctica diaria algunos laxantes se consideran seguros y los citamos aquí por orden de prioridad en que deben ser elegidos, de mayor a menor seguridad:
1. Laxantes formadores de masa:
Nos referimos al Plantago (varias especies: ispágula, zaragatona), la maltodextrina, las semillas de lino o la goma guar, por ejemplo. Son fibras que absorben agua y aumentan el tamaño de las heces. Sirven para el estreñimiento crónico, no para casos agudos, ya que tardan varios días en hacer efecto (48-72 h). Como hay que tomarlos con gran cantidad de líquidos, no se recomiendan por la noche. Son la primera opción si fallan las medidas no farmacológicas.
2. Laxantes osmóticos o salinos:
Lactulosa, por ejemplo. Lo que hacen es atraer agua hacia el interior del intestino y tardan en hacer efecto de 1 a 4 días. Las sales de magnesio son de este tipo, pero no deben usarse en embarazo. El macrogol, los enemas y microenemas salinos sí parecen ser seguros, al igual que los supositorios de glicerina, y hacen efecto casi inmediatamente, pero deben dejarse para casos puntuales porque no hay datos suficientes sobre su seguridad.
3. Laxantes emolientes o ablandadores de heces:
El docusato o la parafina líquida tienen ese efecto sobre las heces. También deben usarse en casos puntuales, sobre todo la parafina, ya que, al ser una grasa, podría disminuir la absorción de vitaminas liposolubles o de otros medicamentos. Tardan 24-72 h en hacer efecto.
4.ÚLTIMA OPCIÓN: laxantes estimulantes:
Se deben evitar siempre que sea posible y dejarlos para casos severos que no respondan a otros tratamientos, ya que pueden inducir el parto prematuro. Se trata del sen (o senna), bisacodilo, frángula, aceite de ricino o aloe. Vemos ahora especialmente el caso del aloe.