¿Te da miedo vacunar a tus hijos? ¿Crees que las vacunas son inútiles, innecesarias, peligrosas, o las tres cosas a la vez? ¿Hay vacunas que son seguras y otras no? Contestamos a todas estas preguntas en el post de esta semana.

Como dice el pediatra Carlos González, gran seguidor del sentido común: «¿Ha oído alguna vez a su partido prometer la supresión de las vacunas cuando lleguen al gobierno? Todos los gobiernos del mundo, de derecha, izquierda o centro, capitalistas, comunistas, revolucionarios o islamistas, tienen programas de vacunación. Y las ONG a las que usted respeta y apoya, como la Cruz Roja, Médicos Mundi, Ayuda en Acción, Médicos sin Fronteras, Intermón ¿alguna vez los has visto hacer campaña para “salvar a los niños del tercer mundo de las peligrosas vacunas”? ¿O las ve más intentando garantizar el acceso a las vacunas de todos los niños y promoviendo programas de vacunación allí donde trabajan? Quién está a favor de las vacunas y quién en contra? Abra los ojos«.
La doctora Sofía Quintero, colombiana que durante años trabajó en Mozambique, durante un congreso, en una reunión de sanitarios que criticaban las vacunas (sí, ha leído bien, existen este tipo de profesionales sanitarios), exclamó: «¡Cómo pueden ser tan irresponsables! ¡Qué rabia me dan estos europeos, que no han visto nunca morir a un niño de sarampión, de difteria o de tétanos, y se atreven a criticar las vacunas!».
Y este es el problema de las vacunas, que funcionan extremadamente bien. Ya no vemos niños masacrados por la polio, ni infectados por el horrible tétanos. Las vacunas están cumpliendo su misión y han hecho desaparecer enfermedades graves que hasta hace muy pocas generaciones asediaban a la población. El éxito absoluto fue la erradicación de la viruela: hemos conseguido con la vacuna hacer desaparecer esta enfermedad de la faz de la tierra y ya no hay que vacunar a nadie porque la enfermedad no existe. Pero no podemos bajar la guardia, porque aunque hay otras enfermedades próximas a desaparecer, la realidad es que los flujos migratorios y las nefastas decisiones de algunos padres de no vacunar a sus hijos están creando nichos donde pueden aparecer brotes de enfermedades que estaban prácticamente erradicadas en nuestro país (como es el caso del brote de sarampión en Granada que hubo en 2010).
A continuación vamos a ver algunos de los argumentos que esgrimen los antivacunas y qué fácilmente se desmontan con dos armas muy sencillas pero implacables: el sentido común y la ciencia.
1. «No hace falta que vacunes a tu hijo. Toda la clase está vacunada y por tanto tu hijo está protegido por lo que se conoce como inmunidad de grupo». FALSO.
Por tres motivos:
  • Hay enfermedades en las que la inmunidad de grupo no funciona porque el microorganismo no se transmite de persona a persona, como el tétanos. Aunque en una clase de 25 niños estén vacunados del tétanos 24, si el no vacunado entra en contacto con el microorganismo que está en el ambiente, contraerá la enfermedad.
  • Hay niños que no pueden recibir determinadas vacunas porque están en tratamientos específicos donde su capacidad inmunitaria está comprometida, así que en clases donde hay niños así debemos vacunar a todos los demás para protegerlos a ellos también.
  • Las vacunas no son el 100% de las veces efectivas. Puede que un niño haya recibido una dosis y que no haya hecho la seroconversión, es decir, que no le haya hecho efecto por diversos motivos. Como no sabemos qué niño está bien vacunado y cuál no, debemos vacunarlos a todos para protegerlos a todos.
2. «El año que me vacuné de la gripe me puse malísimo: la vacuna me produjo la enfermedad». FALSO.
Hay dos tipos de vacunas:
  • Las de microorganismos vivos atenuados (varicela, triple vírica, rotavirus y tuberculosis, gripe nasal) tienen los microorganismos atontados, casi muertos, lo mínimo para estimular al sistema inmunitario. Podría, en rarísimas ocasiones, producir la enfermedad a nivel mucho más leve que en un contagio natural a pacientes inmunocomprometidos a los que por general no se les recomienda este tipo de vacunas.
  • Las de microorganismos inactivados (todas las demás, aquí está la vacuna de la gripe inyectada). Estas vacunas JAMÁS pueden producir la enfermedad en el organismo ya que lo que introducimos son trozos del microorganismo (es como si te encerraran en un cuarto con la cola de un león o con un león muerto, es imposible que te ataque).

3. «Las vacunas seguras son las que te ponen en el centro de salud». FALSO.

Todas las vacunas que existen tanto en las farmacias como en el centro de salud son igualmente seguras, eficaces y de calidad. El que haya vacunas financiadas y otras que no, no significa que las primeras sean más seguras, simplemente atiende a criterios de economía. Las administraciones toman decisiones sopesando coste/efectividad y financian las que estiman que pueden ser más útiles para la sociedad sin que suponga un costo imposible de sostener. Pero las vacunas que no están dentro de los calendarios financiados son valiosas herramientas de salud que ayudan a prevenir patologías que pueden a llegar a ser muy graves. De hecho, existen vacunas que, aunque no están financiadas para los niños en general, sí lo están para niños con determinados problemas de salud. ¿Le pondrían las autoridades sanitarias una vacuna “peligrosa” a un niño que ya tiene su salud comprometida?

Vacunar a tus hijos con vacunas no financiadas es como comprar fruta o apuntarlo al gimnasio, son inversiones en salud: siempre suma.

4. «Las vacunas tienen graves efectos secundarios: la triple vírica produce autismo, y la vacuna del papiloma produce serios problemas motores». FALSO.
El British Journal of Medicine y la Agencia Española del Medicamento han emitido sendos informes donde descartan la relación de estos problemas con la vacunación. En ambos casos queda tajantemente aclarado el asunto. Se han puesto más de doscientos millones de dosis y no ha habido ni una sola alerta de seguridad de la vacuna.
Claro que tienen efectos secundarios las vacunas, como medicamentos que son, pero su perfil de seguridad es superior al de los demás fármacos. Los efectos secundarios más frecuentes pueden ser dolor e hinchazón en el lugar de inyección y fiebre y malestar en algunos casos.
5. «Si tengo dudas sobre vacunas voy a buscar en internet, ahí viene todo». MAL
Si tienes dudas sobre vacunas acude a tu profesional sanitario y pregúntale. En la farmacia más cercana tienes una fuente de información seria y fiable. Dile que te proporcione documentación científica, que te explique la incidencia y la carga de cada enfermedad y de la efectividad de cada vacuna. En internet vas a encontrar páginas pseudocientíficas con aspecto médico y serio que están cargadas de patrañas y verdades a medias. En internet escribe quien quiere y lo que quiere.
Las vacunas son el segundo avance sanitario más importante de la historia, después de la potabilización del agua. Salvan más de 6 millones de muertes al año. Y encima son el único medicamento que protege a otras personas además de a la que se vacuna.
Sigue los consejos de tu profesional sanitario, regala salud a los que más quieres y protégelos de enfermedades que pueden llegar a ser muy graves.

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Farmacéutica. Desarrollo de Proyectos Profesionales y Relaciones Institucionales del COF Sevilla.