El tercer sábado de cada mes de septiembre se celebra el Día del Donante de Médula Ósea. Vamos a hablar sobre este tipo de trasplante y cómo se gestiona.
El trasplante de médula ósea se emplea fundamentalmente en patologías que afectan a la sangre, en leucemias, linfomas, mielomas, aplasia medular… Las posibilidades de encontrar un donante idóneo dentro de la familia son de un 30%, por eso en la mayoría de los casos, se tiene que recurrir a la búsqueda de un donante no emparentado.
Según la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), en los últimos 10 años, el tiempo medio de búsqueda de donante de médula ósea compatible se ha reducido un 36%. En la actualidad es de unos 30 días. Esto es posible gracias al Registro de Donantes Voluntarios que tienen todos los países desarrollados. Desde 1994, la Fundación Josep Carreras, en coordinación con la ONT, se encarga de la gestión del Registro Español de Donantes de Médula Ósea (REDMO), en virtud de un convenio suscrito con el Ministerio de Sanidad. A través de este registro se pone en contacto a un paciente que necesite un trasplante con un donante compatible de cualquier país del mundo.
Nuestra médula ósea es un tejido viscoso que se encuentra en el interior de algunos huesos de nuestro cuerpo, como la cadera (crestas ilíacas), el esternón o los huesos del cráneo y en ella anidan las células madre (células progenitoras), que se encargan de formar todas las células sanguíneas. Estas células madre o progenitoras, son las importantes a la hora de hablar de un trasplante y se pueden obtener, además de a partir de la médula ósea, de la sangre periférica y de la sangre que contiene el cordón umbilical. Por esto, al hablar de este trasplante en general, se denomina Trasplante de Progenitores Hematopoyéticos.
Y ¿qué hay que hacer para ser donante?
En principio tienes que inscribirte en el Registro de Donantes de Médula Ósea (REDMO). En Sevilla se encuentra en el Centro de Transfusión Sanguínea (CTS), en la Avda. Manuel Siurot, donde además puedes informarte de todo el proceso a seguir.
Debes tener una edad comprendida entre los 18 y 40 años y gozar de buena salud. No sufrir trastornos circulatorios, enfermedades crónicas, ni enfermedades transmisibles.
Tras rellenar un formulario, se realiza un análisis que determina el HLA (Antígenos Leucocitarios Humanos), que es el perfil de histocompatibilidad con el que vas a quedar registrado y que, en algún momento, puede ser compatible con el de un paciente de cualquier parte del mundo que necesite un trasplante. A partir de este momento, pueden transcurrir días, meses o incluso años hasta que aparezca una persona para la que seas “perfecto”.
¿Y cómo se realiza la donación? No te pierdas nuestros próximos posts en los que hablaremos sobre este tema.
Autor/es
Farmacéutica. Aula de la Salud. Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla