En primer lugar, descartar una infección. El farmacéutico atenderá a tu edad y sintomatología y te derivará ante la sospecha de una infección bacteriana o fúngica.
En segundo lugar, sigue los consejos arriba mencionados. Es muy interesante siempre, pero mucho más en la menopausia, contemplar seriamente la posibilidad de hacer ejercicio diario. Esto mejorará el estrés, el aumento de peso y pérdida de masa muscular al que se tiende en esa etapa de la vida, y prevendrá futuras osteoporosis y fracturas.
Para reforzar la flora, existen preparados en la farmacia de aplicación vaginal con los bacilos “defensores” del equilibrio vaginal, que gozan de amplia evidencia científica. Los puedes encontrar en cápsulas o en una forma farmacéutica muy novedosa: los tampones con probióticos en su interior, que pueden ser adecuados para pacientes usuarias de tampones y que suelan sufrir infecciones recurrentes por desequilibrios tras las menstruaciones. También se comercializan probióticos orales que pueden colonizar la zona vaginal.
Además de los preparados vaginales de probióticos, existen lubricantes, para usar en las relaciones sexuales (hay que aplicarlos en los genitales de ambos) y humectantes, para usar de forma diaria y mejorar las molestias de la vagina. Estos productos pueden contener sustancias como ácido láctico (acidifica y protege la zona), ácido hialurónico (mejora la hidratación), aceite de rosa mosqueta (lubrifica y mejora la regeneración del epitelio) y lidocaína (anestésico, no usar más de siete días).
Para las mujeres perimenopáusicas existen lubricantes y humectantes que contienen fitoestrógenos e isoflavonas de soja. Para estas mujeres, y siempre que tengan pareja estable (ojo con las enfermedades de transmisión sexual), es muy interesante aumentar la frecuencia de las relaciones sexuales ya que el semen contiene glucógeno, que como hemos visto antes, es el alimento de nuestros bacilos beneficiosos.
Acude a tu farmacia. Si quieres tener intimidad y estar tranquila a la hora de consultar con tu farmacéutico, pídele (en el mostrador o por teléfono) que te atienda en la Zona de Atención Personalizada (ZAP) y allí coméntale con detalle todo lo que te sucede y lo que te preocupa, él te atenderá amablemente y te acompañará en la solución de tu problema de salud o te derivará al profesional sanitario adecuado si lo estima conveniente.