Es posible que te haya llegado la información de que hay brotes de paperas y que si eres un adulto joven estás en riesgo. ¿Qué hay de cierto en todo esto? En este post intentaremos aclarártelo.
Efectivamente hay pequeños brotes desde hace meses de paperas, y cuando ocurre un brote, se contagian con más frecuencia los adultos jóvenes, ¿por qué?
De las paperas (cuyo nombre técnico es parotiditis) nos vacunamos cuando somos muy pequeños. La vacuna va en un combo de tres virus (antígenos): sarampión-rubeola-paperas, en una vacuna conocida como Triple Vírica.
Esta vacuna nos la comenzaron a poner en España en 1981. Desde entonces, nos ponen dos dosis. La segunda dosis la recibíamos en la adolescencia, pero hoy en día y desde hace años, se vacuna a los niños a los 12 meses y 3 años de edad.
De los tres antígenos que tiene la vacuna, los estudios demuestran que así como la protección frente a sarampión y rubeola dura mucho (posiblemente toda la vida), con la fracción de parotiditis la inmunidad se va perdiendo a medida que van transcurriendo las primeras décadas. Los que nacimos antes del 81, cuando no existía la vacuna, posiblemente padecimos la enfermedad o la padecieron nuestros hermanos y desarrollamos inmunidad. Por eso los adultos jóvenes (nacidos en los 80 sobre todo y algo los de los 90) son los que tienen más probabilidades de contagiarse frente a un brote. Los niños, al haber sido vacunados hace poco tiempo, pensamos que continúan estando protegidos.
En Andalucía, Salud Pública revisará tu calendario vacunal y te administrará la vacuna si has estado en contacto con un brote, pero hoy por hoy no se ha establecido ninguna medida poblacional general con respecto a cohortes de edad, es decir, no están llamando para vacunar a grupos de población nacidos en ningún determinado año. Por tanto, si te llega un cartel al móvil de centros de salud llamando por edades, no es aquí.
Si quieres recibir una dosis extra de vacuna triple vírica, puedes hacerlo, pero la manera es acudir a tu médico de cabecera quien valorará hacerte la correspondiente receta. Una vez la tengas, en la farmacia te la dispensarán, y ya solo tienes que volver al centro de salud a que te la administre la enfermera.
Si no vas directamente de la farmacia al centro de salud (que sería lo ideal para no estar rompiendo la cadena de frío), recuerda que debes conservarla en el frigorífico, en los estantes centrales, y no pegada a las paredes de la nevera. Y ten en cuenta que, salvo que te diga el especialista lo contrario, esta vacuna no se puede administrar a embarazadas ni personas inmunodeprimidas al tratarse de vacuna de virus vivos.
Si tienes más dudas, acude a tu farmacia, estaremos encantados de resolverlas.
Autor/es
Farmacéutica. Desarrollo de Proyectos Profesionales y Relaciones Institucionales del COF Sevilla.