«Del escorbuto y los navegantes españoles» es obra de nuestro compañero Joaquín Herrera Carranza y destaca la contribución que tuvieron los sevillanos Agustín de Farfán y Pedro Mª González en la obtención de un remedio frente al escorbuto.
El Colegio y la Fundación Farmacéutica Avenzoar han editado el libro ‘Del escorbuto y los navegantes españoles’, obra de nuestro compañero Joaquín Herrera Carranza, que destaca la contribución que tuvieron diversos personajes sevillanos en la obtención de un remedio frente al escorbuto, «la gran pandemia de la navegación», tal y como señala el propio autor, producida por la carencia o escasez grave de vitamina C (ácido ascórbico) en la alimentación, lo que se manifestaba en debilidad general, anemia, ulceraciones en las encías, gingivitis y hemorragias cutáneas, llegando incluso en algunos casos a producir la muerte.
Aunque la gloria del tratamiento contra el escorbuto se la llevó en el siglo XVIII el escocés James Lind, quien dio naranjas y limas a un grupo de navegantes y recibió el apodo del Hipócrates del mar, son muy destacables las aportaciones que casi dos siglos antes realizaron algunas personajes sevillanos a esta materia.
Herrera Carranza pone el foco sobre el sevillano Agustín de Farfán, médico de cámara de Felipe II, quien tras enviudar se fue a Nueva España (actual Méjico) y se hizo fraile. Allí también fue inspector de Farmacia y decano de la universidad local. En suelo americano escribió en el siglo XVI algunos de los primeros tratados de Medicina de dicho territorio, en los que, sin mencionar al escorbuto, describe la sintomatología («hinchazón de encías, caída de dientes, etc.») y recoge como tratamiento el «extracto de cítrico y alumbre».
Otro sevillano relevante en este sentido es Pedro Mª González, de Osuna, cirujano de la Armada Española y autor del ‘Tratado de las enfermedades de la gente del mar’. Este ursaonense fue el responsable médico de la expedición Malaspina, que entre 1789 y 1794 recorrió las costas de toda América –desde Buenos Aires a Alaska–, Filipinas, Australia y Nueva Zelanda, y en la que no faltaron naranjas por indicación de este médico. Esta expedición se considera la primera de largo alcance de la historia en la que no hubo casos de escorbuto.
Joaquín Herrera Carranza, autor de ‘Del escorbuto y los navegantes españoles’, es doctor en Farmacia por la Universidad de Granada y ha sido profesor de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Sevilla, a cuya Aula de la Experiencia sigue vinculado. Asimismo, también ha sido miembro del Comité de Expertos de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), de la Agencia Europea del Medicamento (EMA por sus siglas en inglés) e integrante del Comité de Ética del Instituto de Salud Carlos III y de la Comisión de la especialidad de Bioquímica Clínica del Ministerio de Sanidad, entre otros.
Es, asimismo, académico correspondiente de la Academia Iberoamericana de Farmacia y de la Academia de Farmacia Santa María de España, de la región de Murcia. También forma parte de la Cofradía Internacional de Investigadores de Toledo, de la Asociación Española de Farmacéuticos de Letras y Artes y del Patronato de la Fundación Farmacéutica Avenzoar.