La Fundación Farmacéutica Avenzoar ha editado la obra ‘De la Farmacia en las Etimologías de San Isidoro de Sevilla’, obra de nuestro compañero Joaquín Herrera Carranza y que fue presentada en el marco de las actividades en honor a la patrona de la profesión farmacéutica, la Inmaculada Concepción, y en la que se incluyen las aportaciones realizadas por el erudito obispo hispalense (que vivió entre el 530 y 636) a la Farmacia a través de sus ‘Etimologías’, en cuyo libro IV queda recogido el “índice temático de la primera enciclopedia médica de Occidente”.
La Fundación Farmacéutica Avenzoar ha editado la obra ‘De la Farmacia en las Etimologías de San Isidoro de Sevilla’, obra de nuestro compañero Joaquín Herrera Carranza y que fue presentada en el marco de las actividades en honor a la patrona de la profesión farmacéutica, la Inmaculada Concepción, y en la que se incluyen las aportaciones realizadas por el erudito obispo hispalense (que vivió entre el 530 y 636) a la Farmacia a través de sus ‘Etimologías’, en cuyo libro IV queda recogido el “índice temático de la primera enciclopedia médica de Occidente”.
“Operando como puente entre la antigüedad y la Edad Media, San Isidoro enmarca la ciencia pagana en los confines de la teología y se convertirá en el encargado de dar la fundamentación científico-filosófica a la práctica médica monástica. Por ello, dedica el libro IV de sus ‘Etimologías’ a la medicina, a la que asciende al rango de ‘filosofía segunda’, ya que como filosofía, reclama para sí la totalidad del hombre. De este modo, San Isidoro estabiliza el paradigma médico-teológico vigente en el mundo medieval, el sustento de una praxis que procurará tanto la cura del cuerpo como la cura del alma”, detalla en el volumen Herrera Carranza.
Los apartados tratados por San Isidoro en dicho capítulo de las ‘Etimologías’, son: Sobre la medicina, sobre su nombre, sobre los inventores de la medicina, sobre las tres escuelas médicas (metódica, empírica y lógica), sobre los cuatro humores del cuerpo (sangre-aire, bilis-fuego, melancolía-tierra, flema-agua), sobre las dolencias agudas, sobre las enfermedades crónicas, enfermedades que aparecen en la superficie del cuerpo, sobre los remedios y las medicinas (farmacia, dieta y cirugía), sobre los libros de medicina, de los instrumentos médicos, sobre los perfumes y ungüentos, y finalmente, sobre el principio de la medicina.
La principal referencia al ámbito farmacéutico viene recogido en el apartado ‘Sobre los remedios y las medicinas’, en el que describe los tres procedimientos disponibles para la curación de las enfermedades: la Farmacia, la curación mediante medicamentos; la Dieta, el establecimiento de un sistema de vida y que los latinos denominan como régimen; y la Cirugía, la intervención por medio de un instrumental.
El orden que establece San Isidoro según el tipo de enfermedad es, primero, el dietético, segundo el farmacéutico y tercero el quirúrgico, indicando que “cuando no se experimenta reacción ante el remedio de los fármacos, es preciso operar con el bisturí”.
Según señala Joaquín Herrera, el obispo sevillano da cuenta, en el tema de la farmacia, que la más antigua medicina utilizaba solamente hierbas y jugos de plantas. “Así empezó la práctica médica a la que se incorporaría después el empleo de la lanceta y de medicamentos de todo tipo. Información que habla a las claras de las dotes de observación y puesta al día de sus conocimientos científicos en materia del arte de la cura”.
Asimismo, Herrera Carranza destaca la “finura científica” con la que en las Etimologías se identifican a los medicamentos, que ya reciben el nombre de los componentes que lo integran. “En la actualidad, salvando los más de mil quinientos años que nos separan de su figura, en un medicamento, la responsabilidad de la acción farmacológica y, por tanto, de la respuesta terapéutica, es el principio activo, o los principios activos en su caso; es decir, la molécula, o moléculas, en su caso”, añade el autor de este estudio.
El apartado De los instrumentos médicos también reviste un notable interés farmacéutico, ya que San Isidoro reseña la elaboración de preparados farmacéuticos, dando cuenta al mismo tiempo de dispositivos, como el almirez o los distintos tipos de morteros, imprescindibles para su elaboración.
Etimologías (Etymologiae u Originum sive etymologiarum libri viginti) es la obra más conocida de San Isidoro de Sevilla. Toma su nombre del procedimiento de enseñanza que utiliza: explicar la etimología de cada palabra relacionada con el tema, muchas veces de forma algo forzada y pintoresca. Escrita por el erudito sevillano poco antes de su muerte y a petición de Braulio, obispo de Zaragoza supone una inmensa compilación en la que se almacena, sistematiza y condensa todo el conocimiento de su tiempo.
A lo largo de gran parte de la Edad Media fue el texto más usado en las instituciones educativas, siendo también muy leído durante el Renacimiento. Gracias a esta obra, se hizo posible la conservación de la cultura romana y su transmisión a la España visigoda. Esta recopilación de la cultura clásica fue tan apreciada, que en gran medida sustituyó el uso de las obras de los clásicos cuyo saber recoge, de modo que muchas dejaron de ser copiadas.
Sobre el autor
Joaquín Herrera Carranza, doctor en Farmacia por las universidades de Granada y Sevilla, es académico correspondiente de la Academia Iberoamericana de Farmacia, de la Academia de Farmacia Santa María de España de la Región de Murcia, miembro de la Cofradía Internacional de Investigadores de Toledo, del grupo de trabajo Scriptorium Isidori Hispalensis del Aula de Experiencia de la Universidad de Sevilla y miembro del Patronato de la Fundación Farmacéutica Avenzoar.